sábado, 5 de abril de 2008

Diferencias entre Precaución y Admiración

Una de las mujeres más bellas del cine, Elizabeth Taylor interpreta el papel de La Reina Cleopatra. Foto Cortesía de: http://www.cleopatra.com.ar/

El tema en el que entraremos en este post es tan delicado como común. Porque cuando regamos una planta y le damos cariño por años, basta que entre un gusano, para que la planta sea cosa del pasado. Así también pasa con nuestras vidas y nuestros proyectos cuando no tenemos cuidado, y no diferenciamos entre sentir Admiración o tener Precaución hacia alguien que se nos acerca con intensiones parasitarias.

La puñalada trapera en la Historia
Creo que sería más corto hablar de las hazañas de grandes líderes de la humanidad, que tratar de resumir la cantidad de personas que, valiéndose de su cercanía y confianza, traicionan a otros y han ocasionado desastres o hechos dignos de recordar en la historia.
Nombraré, sin ganas de solo citarles a ellos, a unos pocos, como siempre es válido que sumen ustedes algunos más…
Comenzaré por la Gran Cleopatra, hábil para ganar confianza, traicionó primero a su Hermano Menor que era también su esposo, costumbre de esta dinastía Egipcia descendiente de Ptolomeo I, General muy importante de Alejandro Magno. Bueno que decir de esta niña, si su padre era un “lame botas” romanas, capaz de venderse a Pompeyo para que le regresaran el reino después de una revuelta popular, y cuando regresó a Egipto lo primero que hizo fue mandar a ejecutar a una de sus hijas mayores que encabezaba la protesta.
Pues a la reina de Egipto le salieron las garras como al padre, y no sólo traicionó a su pobre hermano a base de su confianza y cercanía, hizo lo mismo con Julio César y Marco Antonio. A todos les llevó a cometer las mayores locuras de sus vidas. Basta recordar la quema de la Biblioteca de Alejandría en un acto desesperado de César.
De Agripina y Agripinila, madre e hija, la última fue el vientre que engendró a Nerón, tampoco es muy dulce hablar. La primera tuvo como hijo menor a Calígula que era hermano de Agripinila, en su ambición por coronar a su hijo, fue capaz de una cantidad de cosas en contra de Tiberio, a su vez vio morir en extrañas circunstancias a su marido, pero así y todo no se detuvo hasta que puro coronar a su hijo menor, aunque esto le costó la muerte. La joya que quedó de Emperador fue un desastre no menor, capaz de prostituir a su hermana Agripinila entre sus amigos, aunque esta estuviera casada con Claudio. Agripinila, más ambiciosa que su madre, supo rodearse bien, y colocó también en altos puestos a su queridísimo hijo Nerón. De Nerón no pienso hablar, ya ustedes saben bien su “perfecta condición mental”. Cito palabras de Claudio, por cierto esposo y tío de Agripinila, que señaló que lo único que podía salir de su matrimonio era como hijo, un monstruo.
César Borgia, hijo del Papa Alejandro VI, una figura gris y triste en la historia de la Iglesia Católica, capaz de cuadrar a cuantos pudo para forzar la elección del Papa Julio II. Como él, la estructura medieval de Iglesia será testigo de muchos con esta forma de actuar.
El Papa Clemente V y Felipe “El Hermoso”, un par que cometió uno de los atropellos más espantosos de la historia, cuando pagaron años de dedicación de los Caballeros de la Orden del Temple, con el escarnio, la desacreditación y la tortura y muerte. Todo para conseguir apoderarse de sus riquezas y tierras.
Más hacia Latinoamérica, que decir de José Antonio Páez, que luego de recibir todos los elogios y apoyo de Simón Bolívar, lo traicionó y envió al exilio de su país amado, por puro deseo de poder.
¿Y en Venezuela?, la suerte de Cipriano Castro, que en un principio se cuadró con Juan Vicente Gómez para apoderarse del Gobierno, pero siendo desplazados por Joaquín Crespo, se refugiaron en Colombia, y volvieron después por lo suyo. Años más tarde Gómez traicionaría a Castro y se quedaría con el poder e instalaría la dictadura más larga que ha padecido Venezuela. Esto sirvió de ejemplo para que años más tarde, Marco Pérez Jiménez hiciera lo propio contra el presidente de una junta Militar establecida para 1949, y repitiera la hazaña Gomecista pero con menos duración, tan solo 9 años.



Precaución ante la Ambición, y no Admiración
En común, todas estas personas han tenido una idea en la cabeza, la ambición. Desesperados por obtener cargos, puestos, poder, fueron capaces de pasar a la historia como Prostitutas, Degenerados, Asesinos, Torturadores, Insensibles, Despiadados, entre otros “nobles” títulos.
Casualmente todos acabaron abruptamente con la abundancia y beneficios del colectivo, para limitarlo al propio. Acusándoles de males mayores a los que les haya durado la dicha del poder. Pero a su vez, todos contaron con un “Pendejo”, dígase en Venezuela de la persona que por buena gente o noble raya en la estupidez sublime o tontera. Y ¿Quiénes no hemos sido pendejos alguna vez?
Confundimos Admiración y Precaución, porque en algún momento nos hemos topado con la reencarnación de alguno de estos personajes, y sentimos por ellos algo que nos despierta, pareciera emocionarnos, nos hace acercarnos a ellos, a través de su simpatía, pero realmente lo que sentimos no es Admiración, ¡nuestro ser lo que nos está es previniendo!
Creemos que debemos tener cerca a esas personas, y darles confianza, y es allí donde pasamos de ser “Pendejos”, porque eso es justamente lo que ellos quieren, tenernos a su lado para poder aprovecharse de nuestro empuje y luego, bueno, pregúntenle a la historia sobre nuestro destino…



¿Por qué lo hacen?
A parte de la ambición, y de pasar como monstruos a la historia, hay otra cosa común en todos, carecen de talento o lo desconocen. Su ambición y deseos ocultan o tapan sus dones. Invierten 24 horas del día pensando en lo que desean obtener, y no en lo que pueden aportar. De allí que siempre piden como unas pobres víctimas de la vida, y nunca dan. Ganan favores con su simpatía y vistiéndose de ovejas, cuando de verdad están cuadrando fríamente el momento para dejar salir su lobo interior.

¿Cómo evitarles?
He aquí algunos consejos para no ser el próximo Marco Antonio o Claudio de la historia:
· Cuando conozca a alguien o tenga pocos días de conocerle y le genere una sensación descontrolada de cercanía, antes de darle confianza de inmediato, procure llevar las cosas con tiempo.
· Intente comparar a la persona con algún personaje de la historia, ¿se acerca a Cleopatra?, como que no le conviene mucho. Mantenga algo de distancia.
· Si se le pide, pida usted también. Si la persona no es capaz de darle, no malgaste su tiempo.
· Pruebe en una conversación, a no contar lo que se le pregunta, si la persona insiste por días. ¿qué será lo que busca?, ¿estará tratando de obtener información para qué?
· Evite a toda persona que hable maravillas de usted seguido, sólo para alabarle sin sentido. O que siempre le haga sentir como el Rey del Mundo sólo si está con él o ella, cuando usted realmente sabe que no lo es. No se deje utilizar.

De esta forma, podrá saltar de alguna manera a este tipo de personas. Y como consejo, jamás intente detenerles, para ellas el fin justifica los medios. Simplemente apártese y deje que la vida se encargue de ellos.


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