martes, 5 de agosto de 2008

Vecinos, ¿vamos de caza?


“Y hoy el noble y el villano, el pro hombre y el gusano, bailan y se dan la mano sin importarles la facha…” J.M. Serrat

En la antigua Grecia un noble Ciudadano, más si se trataba de un Cónsul, visitaba las casas de sus vecinos para reunir esfuerzos y formar un grupo pequeño, mediano o grande, que tuviera como fin salir de expedición, navegar, invadir un territorio…
Es tal vez esta la primera forma de agrupación bien organizada, pero para los primeros hombres las agrupaciones se fundamentaban en buscar satisfacción para sus necesidades primarias.

Desarrollo
El desarrollo de la tecnología y la sociedad no ha procurado más que beneficiar al hombre, logrando que esas necesidades primarias se satisfagan casi de forma automática y sin mucho esfuerzo…
Lo que antes requería de 60 personas, un barco, un puñado de cañas de pescar y cientos de anzuelos, hoy se consigue congelado y empacado, fácilmente en el supermercado.
Por supuesto que detrás de todo esto sigue existiendo la mano del hombre en la mayoría de las labores, pero con menos esfuerzo, personas y desgaste.
Es un hecho que la mayoría de nosotros nos hemos alejado de esas actividades primarias, como la caza, pesca, recolección, construcción de vivienda o tejido de ropa. Aún peor, muchas de las sociedades modernas ya han empezado a abandonar actividades secundarias como el dispensar salud, la cocina, la manufactura, los servicios públicos y la construcción de equipos y medios de transporte.
El grueso de la humanidad se apila en el área del entretenimiento, el desarrollo físico, espiritual y mental, y servicios terciarios como los administrativos, creativos y de la información.
Si el griego Pericles pudiera levantar sus polvorientos restos, probablemente aseguraría que el Olimpo bajó de la montaña a la tierra, porque en la escala de necesidades, pareciera que el hombre se ha acercado a un nivel de satisfacción muy alto. Claro, entendiendo que sólo un puñado del Mundo lo ha logrado a costillas de una inmensa mayoría sometida, pisoteada y olvidada.
Pero ese no es el tema de este post, en este caso me pregunto… ¿si ya no necesitamos cazar y pescar, para qué nos agrupamos hoy en día?

Aún se caza
Ahora los motivos para agruparse con otros tantos, además del enriquecimiento económico en sociedades capitalistas, o la supervivencia en países socialistas, se centra en ideas y proyectos menos tangibles como un pescado, y más intelectuales.
Por supuesto que he hecho un esfuerzo para no ponerme a escribir sobre el desastre que ha significado que en la escala de necesidades, el hombre se haya quedado en el entretenimiento de sus sentidos, y obvie como le da la gana la necesidad de trascender espiritual e intelectualmente, pero ahora me veo en la obligación de mencionarlo para poder seguir tejiendo.
En ese afán de sólo satisfacer a sus sentidos, la formación de grupos no pasa de perseguir esto, entretenerse, reírse, pasar un buen rato, y todas las creaciones, proyectos e iniciativas que sean necesarias para alcanzar este extraordinario objetivo…Mientras la formación de grupos centrados en ideas trascendentes es realmente ínfimo, cómo algunos grupos ecológicos o artísticos.

Grupos manejables
Para mí, el mensaje está más que claro… “No queremos grupos de gente que piense”… a ningún Gobierno, ni al grupito que ha creado su Olimpo en la tierra le conviene que la gente comience a organizarse para trascender, porque muchos de sus logros, basados en las injusticias, se vendrían al suelo.
Decía Sócrates que lo peor que podía ser un hombre es injusto, porque la justicia es lo más bello que existe en el Mundo, y por ende el injusto es lo totalmente opuesto.
Si los grupos actuales pensaran en esta idea socrática, que para mí es una de las verdades más contundentes, seguramente más de uno temblaría.
Entonces lo mejor es seguir agrupando a la gente en torno al entretenimiento, a la distracción de los sentidos…

Distraer para destruir…
No hay una razón, idea o precepto claro para los grupos que se forman en torno al entretenimiento, y por eso es sumamente sencillo que las personas que los conforman se aburran, y empiecen a buscar “una idea común” para sustentar el grupo…
Normalmente esta idea suele ser un compañero de color, alguien que represente una minoría étnica, alguien que no está a la moda o al estatus de los demás, con un defecto físico, con discapacidad, un asocial, o en el peor de los casos, “alguien porque sí”
En torno a esta idea, el grupo que se ha formado únicamente para el entretenimiento, pues por supuesto que cumple su función, se entretiene en torno a su “nueva y extraordinaria idea”…
El problema es que en este afán hay alguien allí que no se beneficia de la iniciativa, ese pobre desgraciado que es tomado como el peluche de la pijamada, es un prospecto a enfermo mental, resentido, terrorista, y en algunos casos hasta genio…
Pero esto no es lo más grave, este residuo de la nueva producción de los grupos de entretenimiento que contaminan las sociedades actuales no es tan terrorífico, es hasta tratable con psiquiatra, la partida se tranca cuando se le aplica la lupa de Sócrates, porque si decíamos que lo más feo y terrible que puede ser el hombre es cuándo es injusto, entonces la iniciativa de los grupos de entretenimiento no termina más que creando hombres injustos…
Y no me refiero, por supuesto a la víctima de las “bromitas” grupales, mi ojo avanza sobre el espíritu de los inquisidores.

Una máxima Socrática
Decía Sócrates que para el que es un injusto, no hay cosa más maravillosa que ser redimido de su injusticia, a través del castigo, porque moralmente era la forma de liberarse de la carga.
Aseguraba el filósofo griego que lo peor que podía haber era un hombre que siendo injusto, que ya era bastante, a su vez salía impune, pues su carga moral y espiritual era mil veces superior.
Yo, viéndolo desde un panorama más natural, me pregunto, ¿cuál es el castigo para los nuevos injustos del entretenimiento?... ¿Será vivir eternamente en la ignorancia de su trascendencia y a expensas de lo que ordenen unos pocos?...


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