martes, 15 de diciembre de 2009

Vargas: a 10 años...

Imagen tomada de Internet.

La tierra no es feudo de ninguna generación, es un arrendamiento a los hombres de por vida. Anónimo.

A diez años…
Parece mentira que hayan pasado 10 años desde aquél diciembre en el que la naturaleza le cobró con dolor a los venezolanos una cuota de años de construcciones sin planificación.
Aunque oficialmente no se manejan cifras exactas, extraoficialmente se puede calcular que unas 30 a 50 mil personas perdieron la vida en el litoral del Estado Vargas y parte de Caracas, producto de las fuertes precipitaciones.
Realmente el número de muertos no es lo más impactante, con uno o dos venezolanos que hubieran muerto ya era suficiente para que estos días significaran una verdadera tragedia.

Recuerdos…
Pasados 10 años, lo que viene a la mente es lo mismo… Las historias de miles de personas que pudieron contar lo sucedido, y hablan aún hoy de olas monstruosas impulsadas por el cause de quebradas, algunas alcanzando los 5 metros de altura, equivalente a tres hombres promedio subidos sobre sus hombros, y con ellas miles de piedras de toneladas de peso con troncos y otros escombros, que a su paso arrancaron la vida de miles de cuerpos.
En horas, Vargas estaba convertida en un verdadero cementerio, un duro golpe que aún después de 10 años, ni emocional ni socialmente se logra superar.

Un sencillo homenaje…
Con estas humildes letras, más que revivir lo acontecido, más que criticar, lo que busco es humanamente hacer un sencillo homenaje a todos aquellos que murieron en las manos de la naturaleza, a los que salvaron vidas y perdieron la suya en este servicio, a los que entregaron sus navidades y aún lo hacen para acompañar a estos hermanos sumidos en tragedia.
Y en especial para todos los que tengan mala memoria, recordar que el Estado Vargas no es sólo un sitio de bonitas costas y playas para disfrutar, y que cada vez que estemos en sus mares, nos tomemos unos segundos para dedicar una oración, sin importar nuestra religión, dedicada a todos aquellos que murieron en una fecha como esta, justamente en las playas que hoy por hoy disfrutamos.