Foto: Magda Ehlers
"Sólo hubo una Navidad, el resto son aniversarios."
William John Cameron.
Comenzamos con contundencia, con esa frase llena de razón de John Cameron, y que tira por el suelo toda la campaña de Navidad de más de un publicista.
¿Pero si nos hundimos más?, si terminamos, por fin, de desenredar esas luces navideñas, que con el diseño actual, ya no duelen como antes cuando el pié descalzo les pasaba por encima. Vamos a dar respuesta a la primera pregunta que nos viene a la cabeza, cada vez que llega la Navidad. ¿Por qué todo es verde y rojo?
Resulta ser que le debemos el color de la Navidad a los mexicanos, a un norteamericano apasionado y enamorado de latinoamérica, a la nostalgia de unos monjes misioneros franciscanos, y a las primeras celebraciones teatrales de la Navidad en la Edad Media.
Viste, en nada de esta cadena de eventos fortuitos mencioné nunca a Coca-Cola, porque NO le debemos el color de la Navidad a la bebida gaseosa, muy por el contrario, ella se valió de su significado para entrar a las mesas de la cena navideña.
Bueno, veamos de dónde se cree que viene todo, como dice Bill Newcott en su artículo para la National Geographic, "Los misioneros franciscanos llegaron a México en el siglo XVI y empezaron a montar elaborados pesebres en Navidad. El acebo, la planta navideña preferida en Europa, no se encontraba en ninguna parte para los dioramas".
Y es que el acebo (Ilex aquifolium), es típica de Europa: "la madera de acebo es de muy buena calidad, dura y tan densa que no flota en el agua, por lo que no sería útil en la industria naval. Es apreciada por los ebanistas para elaborar mangos, culatas de armas y por teñirse bien de negro e imitar a la de ébano; además es muy estimada como leña, para hacer carbón y por los pastores para confeccionar bastones resistentes. En este sentido, Miguel de Cervantes cuenta en el cap. XIII de El Quijote: «Venían unos pastores hacia ellos y traía cada uno un grueso bastón de acebo en la mano…». Y el poeta y militar toledano Garcilaso de la Vega en sus poesías escribe: «Allá dentro en el fondo está un mancebo, / de laurel coronado y en la mano / un palo, propio como yo, de acebo»".
El uso de acebo en Navidad viene del campo y el pastoreo. El follaje del acebo es un buen forraje para el ganado en invierno, pero cuando está acompañado de sus típicos frutos rojos en épocas invernales, se suele separar un poco para adornar, y para hacer la liga, una goma para atrapar aves.
Su estructura física es muy similar a una coroña de espigas, y sus frutos rojos y pequeños, asemejan gotas de sangre, así que es muy fácil asociarla a la corona usada por Jesucristo en la cruz.
Pero el rojo y el verde del acebo no es la única referencia religiosa que viene de la antigüedad, resulta que en la Edad Media había cierta fascinación por estos tintes, como cita la revista Semana al investigador Spkie Bocklow, científico de la Universidad de Cambridge: "el uso del rojo y el verde se remonta a las iglesias de la época medieval, que a su vez inspiró a los ingleses, antes de llegar a nosotros", en Navidad se solía representar actos de la Biblia, como el Pecado de Adán y Eva, para lo cual se utilizaba, normalmente un pino ornamentado de manzanas rojas, en el célebre acto de la culebra que tienta a Eva.
Bueno, volviendo a los misioneros franciscanos, los pobres no tenían en México ni pinos, ni manzanas, ni acebos, pero si tenían el conocimiento adquirido de los aztecas, que como señala Mark Hoddle: "llamaban a la planta cuetlaxochitl (flor brillante) y los mayas k'alul wits (flor de brasa)" (Hoddle en Bill Newcott, 2023).
Pues comenzaron a engalanar las representaciones del nacimiento de Jesús con aquella flores de la planta de cuetlaxochitl, ¿cuetla qué?... ¡claro!, aún no se les llamaría Poinsettia, falta un personaje en la historia.
Resulta que a comienzos de 1800 un diplomático norteamericano, Joel Poinsett llegó a México, y en Navidad apreció la belleza de la ornamentación que producía esta planta en los portales de las casas, iglesias, y representaciones del nacimiento de Cristo, y como era muy frecuente en esta época, decidió tomar un pedacito de aquella belleza y comenzar a cultivarla para su gente en Estados Unidos.
La gente comenzó a llamar a la planta, la planta de Poinsett, y de allí quedó el nombre actual de Poinsettia. La planta, muy delicada, comenzó a reproducirse con éxito, y hoy se le puede encontrar en cualquier rincón de América, y hasta en los supermercados europeos o en los mercadillos de navidad.
Casualmente, es muy frecuente ver al acebo al lado de su reemplazo, la Poinsettia decorando mercados de Navidad en Alemania, España, o Reino Unido.
Esta planta también se puede encontrar en África, y es que realmente no es un árbol propio del frío, sino más bien de climas relativamente secos en buena parte del año, por eso crece muy bien de forma natural en México y Guatemala, y los indígenas conocían muy bien sus propiedades medicinales, más allá de las ornamentales, por lo que era muy usada.
Y es que la Poinsettia, tiene nombre científico, es la Euphorbia Pulcherrima. "El género Euphorbia fue nombrado en honor de Euphorbus, el médico griego del rey Juba II de Mauritania (un erudito de historia natural) en el siglo I dC, quien usó el látex de la especie Euphorbia con fines medicinales". (Bonells, 2018). Así que una prima de esta planta también crecía en África. Pero no era "la más bonita", ya que pulcherrima en una derivación de latín quiere decir esto: "la más bonita entre todas".
Pues su belleza no es tanta para algunas regiones del Planeta, y hoy se le considera maleza invasora en partes de África, India y las Islas Canarias.
Así que eso, ese verde y rojo de la Poinsettia que comparte con el acebo, con el pino con manzanas guindando (aún sigo pensando por qué un pino), y con la Coca-Cola es el resultado de una mezcla de sucesos fortuitos de un Mundo que se mueve sin parar, pero que en el fondo las emociones siguen siendo su razón de ser.
El color verde, asociado con la esperanza de un mejor porvenir, y el color rojo asociado con la sangre, en el caso de la celebración religiosa, la sangre de Cristo, y en una asociación más mundana, la sangre como sacrificio y esfuerzo.
Hablando de significados, la Iglesia Católica no asumió ninguno de estos colores para las casullas de sus sacerdotes en Navidad, el verde esperanzador es el color que se suele usar en tiempo Ordinario (sin celebraciones) y el rojo se deja para rememoraciones de tiempos de sacrificio, y de conmemoraciones a los mártires. En Navidad, el color blanco de las casullas es el de la celebración, la alegría, la inocencia, y la pureza, en honor al hijo de Dios.
Y para terminar, no, no eran minas explosivas para pies, esas formas antiguas de las luces navideñas. Se trataban de representaciones de estilo nórdico de formas de flores parecidas a estrellas que se guindaban en los pinos, pero estas hechas en plástico muy duro y resistente al calor.
En este post:
Poinsettia
Flor de Pascua: ¿De dónde viene la tradición navideña de poner Poinsettias?
Ilex aquifolium
¿Por qué el rojo y el verde son los colores de la Navidad?
Rojo, verde, morado… ¿Qué significan los colores de las vestimentas de los sacerdotes?
La Euphorbia Pulcherrima