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viernes, 21 de febrero de 2025

Olvidar con el corazón


 

Se perdona mientras se ama. 

François de la Rochefoucauld


Comienzo este post con el célebre escritor y moralista francés del siglo XVII, que como casi todo moralista o costumbrista, ha sufrido la suerte de pasar al olvido, en unos tiempos donde los bulos, los zascas y lo impropio se impone.

Esta breve pero contundente frase pertenece a su colección de reflexiones y aforismos sobre la naturaleza humana, el amor y las relaciones interpersonales.

Hoy estaba oyendo un programa en televisión, y estaban entrevistando a unos abuelos sobre su nieta, y el entrevistador preguntó: "¿Y ella parece que no se portó muy bien con ustedes?" , a lo que el abuelo respondió con un gesto corporal, que fue inmediatamente controlado por la abuela con una mano, y una de las frases más hermosas que pueden existir: "Eso fue ya hace tanto tiempo, que no nos acordamos".

Olvidar con el corazón 

¿Qué cosas, no?, que esta frase se oponga tanto a aquella de "puedo perdonar, pero no olvidar". No existe una verdadera paz si el perdón no incluye al olvido. Pero al olvido que parte desde el corazón, desde la aceptación real de que se ha perdonado.

Aquella abuela no estaba evidenciando problemas de memoria, no es la frágil condición actual de su memoria, sino la fortaleza de sus años de experiencia la que estaba hablando. ¿Ya no te acuerdas porque has perdonado?, fue la pregunta que me faltó escucharle al entrevistador.

Recuerda, cada vez que creas que las personas que realmente te quieren no te van a perdonar, que lo imperdonable es alejarte, creyendo que ellos no serán capaces de olvidar con el corazón.


martes, 12 de abril de 2016

El compromiso de la felicidad




Son muchas las formas de ser feliz, o de creer serlo, y animarse a invocar a los cuatro vientos la felicidad para otros, con caminos decorados por libros, esencias, consejos y rituales que, cual alquimia, vuelven lo amargo en dulce.

Hay personas que encuentran placer en la búsqueda hacia la felicidad, y otros que afirman que se es feliz cuando se hace lo que realmente “place”. Y si de las vías hacia la felicidad habláramos no terminaría este post.

De todos los caminos me veo atraído por el más sencillo, y no el más simple, que reconoce a la felicidad como una opción o modo, y no una acción.

Pero este camino encierra un compromiso, un pacto consigo mismo.

De la envidia y la felicidad
Para mí no hay forma de volverse feliz, no hay camino. Se es feliz y ya, o no se es. Y es una clara elección en la vida que se puede aplicar para todo.

Hay personas que son felices con sus empleos y otras no, de ellas las hay felices con lo que hacen aunque no sea lo que les apasiona (aunque pocas) y la mayoría felices con lo que siempre han querido hacer. Y hay quienes infelices con sus dones, hacen las cosas para las que nacieron de forma infeliz.

La ignorancia te hace feliz
Sin duda que una forma magistral de ser feliz es a través de la ignorancia, pues el desconocer sobre un tema te exime de cualquier preocupación, así pues es feliz el niño que desconoce la pobreza de su hogar, como lo es el que desconoce el peso que representa la riqueza en el suyo.

¿Entonces el conocimiento es infeliz?, si conoces para ser feliz, no. Hay quien elige ser infeliz hasta cuando aprende. Y aprende desde el dolor, cree que el conocimiento es un peso, y conlleva sufrimiento. Hay sociedades completas montadas sobre este argumento. Inserte usted los ejemplos.

Sobre el dolor del conocimiento ya se ven luces en El nombre de la rosa de Umberto Eco.

El peligro que se corre cuando la felicidad proviene de la ignorancia, por encima de cualquier otro camino para conseguirla, es que te invita a ser un sujeto manipulable, que lejos de tener una crítica posición sobre ciertos temas que te hagan feliz; te hacen ser feliz, mientras otros deciden tu suerte.

Muchos murieron de hambre en la edad media, felices porque iban al encuentro con Dios, desconociendo que morían porque había manos humanas detrás decidiendo lo que debía pasar en sus vidas.

Muchos mueren hoy, en la feliz ignorancia del placer de malgastar su tiempo de vida disfrutando del entretenimiento que les permite la tecnología, y un mundo efectista, mientras otros deciden qué hacer con sus vidas.  

miércoles, 19 de agosto de 2015

Caridad es amar en acción



La caridad como la conocemos dista mucho de su concepto original, y como valor humano es uno de los que el mundo actual más carece.  Ya entenderemos por qué.

Caridad en las acciones


La caridad no es un acto, en su significado en latín, caritas, se refiere al amar en los hechos, a hacer las cosas por amor.

“Caritas est” se refiere a que amor es; sentencia el acto de amor con la entrega.

Cuando hacemos una obra de caridad no estamos practicando la caridad necesariamente, aunque parezca contradictorio.


Dar no es caridad


Entonces en este punto es cuando llegamos a la discusión típica del metro o transporte público. ¿Darle dinero a un mendigo es un acto de caridad?, ¿Sí o no?

Las opiniones en este sentido siempre son divididas, los que creen que la vida es un acto propio de responsabilidad dirán que dar dinero es enviciar a las personas a pedir, que le ofrezcan trabajo o que vaya a una ONG. Y los que ven la vida como una suerte de destino de las acciones de los demás dirán que es culpa de la sociedad y el Gobierno, que esa persona es mejor que pida antes que robe, que hay que ayudarla porque el destino la tiene así.

Ambas tienen razón pero ninguna de las dos está siendo caritativa.

La caridad es amar, y las opiniones sobre la suerte del otro deben estar sustentadas en el amor, y no en la visión personal.

He visto gente que de verdad practica la caridad, y cuando un mendigo le pide dinero, saca de su bolso un sándwich y se lo da. El mendigo ha pedido monedas, pero desde el amor, el que lo escucha transforma su petición en la mayor necesidad que pueda cubrir esa persona con las monedas, es decir su comida.

Porque así sea que la solución es ofrecerle un trabajo o ayudarlo socialmente, el hecho es que ese mendigo tiene una necesidad real, urgente e inmediata, que las opiniones no van a llenar.

La caridad va encaminada por el amor. Ese sentimiento que hace que sueltes tu desayuno en las manos de un extraño porque te provocó. Tu bien puedes comprarte algo más adelante.

La caridad es compromiso con la humanidad, en silencio y sin juicios. Así como está este ejemplo, hay cientos de caritativos colaboradores en centros de atención y albergues dando, con afecto, lo mejor de sí.

La caridad en el trabajo


Entonces la caridad se eleva en condición, ya no es un acto sólo para el que no tiene. Es más una buena práctica social. Debemos ser caritativos en todos los espacios de nuestra vida. Con nuestros hijos cuando se equivocan, con nuestras esposas y esposos. En la oficina con el que necesita una mano. La caridad es entonces, como decía la Madre Teresa, una forma de vida.


¿Con qué puedes ser caritativo hoy?