lunes, 6 de julio de 2009

Lo simple de la vida


En estos días miré por la ventana de mi casa como un señor afanosamente construía una estructura de metal y vidrio, en ella colocaba pequeñas mesas con regadores especiales y sobre las mesas materos pequeños. Pasaron semanas y un día vi al hombre tirado en una mesa agarrándose la cabeza y no dudé en preguntarle que le pasaba. Me dijo que quería con ansias que nacieran unas pequeñas margaritas violetas que había plantado semilla por semilla, y para eso había construido el vivero, pero ni una nacía.
En eso vi al pie de la puerta del vivero y le grité, ¡ey! Esa es una margarita violeta en la puerta… El hombre salió, la vio y no paró de reír por casi dos horas.

¿Triunfar o Participar?
La historia de este sujeto me hizo pensar en el fin mismo de la vida, y cómo ustedes se imaginarán yo pertenezco a una corriente filosófica contemplativa de la vida, en la que sin duda pienso que los pequeños detalles de la vida hacen un todo, y que el fin de la misma no existe como tal, el fin más bien es un continuo. Tiene esto mucho de sentido Existencialista y Gestáltico.
En esta pregunta que ha colmado hasta el tope la vida de muchos filósofos, yo partiría desde un aspecto que ha sido tocado. ¿Venimos al Mundo para hacer algo?
Evidentemente, viendo nuestros mecanismos motores, sensitivos y racionales la respuesta cae por propio peso, es obvio que venimos a hacer algo.
Entonces, ¿Qué venimos a hacer al Mundo?
Y en esta pregunta hay grandes rutas históricas para tomar respuesta. La que nos han enseñado hasta hoy en el Occidente del Mundo habla de que venimos para triunfar… Definiendo triunfo como lograr lo máximo en algo que hagamos, desarrollar las máximas destrezas en algo.
Y a nuestros niños se les educa y forma para el triunfo. Una educación que decanta desde la vieja Grecia, Esparta y Atenas.
Pero nos hemos vuelto más brutales que los Espartanos en nuestra educación, es sencillo el que no nace para triunfar no ha nacido, no existe, es escoria, no le matamos como nuestros socios griegos, pero si le excluimos de la misma vida.
Cometemos un error en Occidente, damos por entendido que eso que venimos a hacer en el Mundo es triunfar, eso es un grave error. Lo que nos ocasiona son frustraciones, enfermedades mentales y físicas, y el resultado final es que muy pocos triunfan al estilo occidental, y a veces son los menos esperados.
Yo busco algunas respuestas en las culturas Orientales y en otros espacios del Planeta, y me encuentro la respuesta hasta en el reino animal. No venimos a triunfar, venimos a participar.
Participar se define como el hecho de compartir una actividad y aportar en ella en base a nuestras destrezas y capacidades. Sin duda creo que a eso venimos a la vida.


¿Vivir o sufrir?
Una vez escuché el cuento de dos pescadores a la orilla de un río, uno toda la vida había sido pescador en ese pequeño pueblo, y cuando vio al otro en el río se sorprendió. El otro era un muchacho educado desde chico en las mejores escuelas que se había ido a la capital y había estudiado y se había convertido en un magnate importante…
Entonces entre ellos surgió la siguiente conversa:


-¿Ey tu no eres el multimillonario ese que salió de este pueblo cuando era chico?
- Si soy
- ¿y que haces pescando acá?
- Ahora soy pescador
- ¿y tus estudios?
- Fueron 10 años duros de estudios universitarios que poco me ayudaron en mi empresa
-¿y tu empresa?
-La perdí en una crisis
-¿y tus ahorros?
-Los gasté en abogados, medicinas para los nervios y unas operaciones
-¿todos?
-No, con algo que me quedó me vine con mi esposa para acá a pasar mi vejez disfrutando de la vida pescando en un sitio tranquilo, pero y tu ¿qué hiciste de tu vida?
-Yo siempre he estado disfrutando de la vida en este sitio tranquilo mientras pesco


La pregunta, ¿debemos sufrir toda una vida para sólo medio poder vivirla al final, ó debemos buscar nuestro espacio en este mundo para participar y disfrutar de la vida?
Al final, tu eliges….