Foto de Felipe Hueb en Pexels
Jueves de media noche en el campo santo,
unas osamentas no dejan de rechinar.
-¡Caramba, Fidel! ¿Puede parar de temblar?-
¡Ay compadre, es que esto de la vida eterna ya no lo aguanto yo más!
Y es que me dejé del otro lado, algunas cosas por preguntar.
Mire usted Fidelito, si ya no lo preguntó,
aquí, ni a usted ni a nosotros, nos va a volver a importar.