sábado, 23 de diciembre de 2023

El mejor regalo en estas fechas es no perder la esperanza

Estatuilla romana del Siglo I d.C. de la Diosa Spes. National Museums Liverpool. 


No nos mintamos, ha sido un gran año de mierda. Puede usted maquillarlo como quiera, pero con el mundo "patas para arriba", millones de desplazados, asesinados, acosados y violentados, no hay una forma agradable de recordar al 2023.

A lo mejor, si se mira sólo desde el ámbito personal, puede ser que alguno pueda ponerle color a este año, pero tiene que ser lo suficientemente egoista, o tonto, para no levantar la cabeza y restarse razones para celebrar.

De allí que el mejor regalo que podremos darnos este año es el no perder la esperanza.

¿De dónde viene esperanza?

Esperanza tiene su raíz en sperare y en spatha (Latín), que a su vez viene de la raíz proto-indoeuropea Spe, que se usaba para referirse a aquello que se expande o alarga, y a tener éxito. Y sí, a la espada, porque es el metal que se alarga.

La Diosa romana relacionada a la esperanza, se llamaba Spes.

A su vez, esta palabra está vinculada la raíz al griego spathe, y en el germánico a spat (pala laminada).

Podemos imaginar que los griegos y romanos antiguos vinculaba el sperare con alargar o prolongar la ocurrencia de un hecho, con la convicción de que sucedería.

No es raro que los griegos vieran en la imagen de una mujer que mira al cielo, con una cornuscopia llena de flores en las manos, a la Diosa Elpis, la garante de la esperanza. 

Los romanos, por su parte, vieron en una mujer de brazos abiertos, sentada o de pie con una de las manos normalmente mostrando la palma y con su respectiva toga, a veces también portando una cornuscopia en uno de sus brazos. 

Lo que nos da la clave de que en el ideario, esperanza y abundancia eran conceptos vinculados, tanto para los griegos como para los romanos. 

La cuestión es que la esperanza se encontró en una encrucijada cuando el hombre comenzó a vaciarla de acción.

Porque hasta ahora, hemos visto que era importante saber que ocurriría el hecho, para que la esperanza pudiera existir. No tendrías esperanzas de que la paz, el dinero, la salud llegaran, si no trabajaras para que esto pase.

Pero el hombre dicidió vaciar la esperanza de cualquier tipo de acción, y llenarla de contemplación. "esperar, por esperar de que algo sucederá", "ten esperanza, no serás abandonado".

El hombre actual está justamente anclado en este punto. En esperar por esperar. 

Por eso, el mejor regalo que nos podemos dar en estas fechas es no perder la esperanza, esa real, esa que espera que algo suceda porque trabajamos activamente para ello.

A tener esperanza en la Paz, en el amor, y en un mejor porvenir.


En este post:

Elpis

Carlos Javier González Serrano

Esperanza

Raíces Proto-Indoeuropeas