lunes, 27 de febrero de 2023

¿Existe la bondad humana?

Foto: Grafitis por Ucrania en Siria.Yahya Nemah. Tomada de: Heraldo

Sí, seguramente muchos de mis lectores asiduos, seguidores de este blog o visitantes casuales tendrán la misma pregunta en la cabeza en este momento. ¿El hombre es bueno?

Preguntarnos sobre nuestra naturaleza de obrar, ni es nuevo ni es extraño en periodos cuando mostramos nuestro peor rostro para la historia. Ya sobre este tema caminó en su tiempo Aristóteles. Y se ha tratado de, sobre los cimientos de sus reflexiones, hacer sendos análisis desde ópticas filosóficas cercanas a la Fe, y lejanas a ella. 

Para mi gusto trataré de acercarles, en unas muy pobres líneas, a tres filósofos totalmente opuestos, que tienen en común haberse preguntado la cuestión de este post. A propósito dejaré sin fechar su existencia.

Søren Kierkegaard

Iniciemos el recorrido por el padre del existencialismo, hay que hacer énfasis en que su pensamiento no se puede disociar, como el de ningún otro, del momento histórico en que tocó fraguarse. Kierkegaard era un creyente y hombre de Fe que hizo profundas reflexiones sobre y hacia la Iglesia Danesa. Viene de una familia con profundos valores religiosos pero, a su vez, con una serie de hechos que para el propio Kierkegaard eran evidencias del castigo de vida que les tocaba padecer.

No estuvo del todo errado, sufrió mucho, tanto por lo que vivió como por lo que escribió y defendió. De allí que su obra gire entre la ansiedad, el vacío existencial, el abismo del pecado y la desesperación del hombre, que se ve inútil por sus propios medios para salvarse, y cuya única rendija para salir de todo esto es un impulso de Fe, un compromiso total con Dios. 

Hasta allí, no parece novedosa la visión de Kierkegaard, pero una pequeña parte de todo lo interesante de este filósofo, y su visión de la existencia humana, es una frase que llega versionada a nuestros días, y de la cuál hay infinidad de versiones populares: "Lo que me hace grande no es lo que me sucede, sino lo que hago con ello".

Para Kierkegaard el hombre debe atreverse a reconocerse, reconocer que ha existido y existe, y a partir de ello, actuar, dar ese salto de Fe.

Thomas Hobbes

Sin duda es el cromo repetido del album, seguro todos saben qué dijo exactamente Hobbes, ¿o no? Su famosa frase de "El hombre es el lobo del hombre" se ha etiquetado, a tal punto, que ha marcado toda su obra y su reflexión. ¿Pero qué quiso decir Hobbes?

Comenzaremos con otra pregunta, ¿Cómo alguien que aportó los principios para hablar de la igualdad de las personas, podía considerar al hombre tan malo? Aquí empezamos a dudar de lo que se nos ha contado, al caletre, sobre Hobbes. 

Para él, el ser humano, el hombre, es un animal salvaje, un lobo, literalmente. Capaz, en su estado más primitivo, de pelear y arrancar con sus manos las cosas a otros, vivir en guerra constante. Hobbes habla de un hombre malo, en el sentido y regla de un hombre incivilizado, sin reglas. Recordemos que es el padre de la filosofía política y de la de la teoría contractualista, ambas raíces del pensamiento político absolutista.

El hombre sólo logra transformar y normalizar su existencia pasando por la tutela de un poder absoluto que le guíe en todos sus actos, y le aleje de su naturaleza animal. Hobbes no niega a Dios, es más, lo usa como un modelo de ese poder absoluto y universal que sirve bien al hombre, y a todas las cosas.

Georg Hegel

El filósofo alemán introduce en sus reflexiones la idea de un espíritu histórico de los pueblos y sociedades, y afirma que el hombre es resultado de la evolución de este espíritu común. En el que la libertad, y la razón juegan un papel fundamental para aterrizar al hombre todo aquello que necesita para reconocer su existencia, y reflexionar, a través de la filosofía, sobre su tiempo, no solo presente, sino pasado. Y proyectarse hacia el futuro. 

Hegel señala que el hombre es resultado de la lucha entre lo que concibe como real, y la absoluta contundencia de la realidad como tal. Que con cierta plasticidad, va deformando o alterando aquellas concepciones previas que tiene el hombre sobre todo lo que le rodea, y sobre su propia existencia.

La razón, es entonces un intermediario, un recurso intermedio entre esos pensamientos previos del mundo, y el mundo y la realidad, tal cual es, en una constante relación que define y redefine al hombre y su historia.

¿Cuál de los tres?

En tiempos tan difíciles como los que nos ha tocado vivir, en el que pareciera que siempre debemos estar en un bando para poder existir, podemos estar perfectamente movidos a creer en los tres, o en ninguno de ellos, sin tener ninguna consecuencia (aunque probablemente seamos, entonces un poco fans de Hegel).

Pareciera que los hechos bélicos que podemos ver casi en vivo; siendo esta nuestra única ventaja sobre otros momentos históricos similares, que somos todos un poco protagonistas gracias a la difusión digital que tienen las noticias; nos hacen pensar que los tres dieron algunas fuertes premisas para entender la naturaleza de la humanidad, que es salvaje y es espiritual, pero al mismo tiempo es libre, a través del uso de la razón, para negociar con la realidad.

Es realmente bueno el hombre cuando, desde su libre uso de la razón, negocia todo lo previo que conoce sobre la bondad con el hecho histórico que le toca vivir, y con el que se fusiona para imbuir ese espíritu histórico del que hablaba Hegel. Ese que le da sentido no sólo a él, sino a los suyos, y a los siguientes.

Partiendo de aquí, cuando tengas que ver una de estas imágenes que tanto te hace cuestionar la bondad humana, piensa que lo que estás haciendo, desde la visión de Hegel, es crear para ti, y los tuyos, un nuevo concepto racional (uso de la razón, tu razón) sobre el concepto que relaciona: hombre - bueno, frente al hecho histórico de la guerra en pleno siglo XXI de la comunidad global digitalizada.

Entonces, matar a otros nunca será bueno, matar a otros sin reglas es aun peor, matar a otros sin sentido es absolutamente descabellado, quitarle la vida a otro ser vivo, más si es de tu especie, es absolutamente repulsivo. Y lo es también, tener que llegar a matarse para imponer o defender tus ideas. Los documentos visuales que nos deja este conflicto bélico son la mejor evidencia del hecho histórico, frente al cual, redefinimos la bondad del hombre contemporáneo.   

¿Te interesa saber más sobre este tema?