viernes, 25 de mayo de 2012

Imperfectamente contento.

3387279644_1ec1b2d8a2_zFoto: Chayo 

 

Pudiera ser ésta, una carta de esas que uno se dedica, o a lo mejor una especie de mantra para repetirse ante el temor de volverse alguien tan tóxico, que termine alejando a las personas que le quieren. Como sea, es el acto de reafirmación más imperfecto que he leído, y eso lo vuelve dulcemente maravilloso:

Hoy le voy a explicar, mi querido lector, por qué me alegra ser maravillosamente imperfecto: Lo soy porque no hay nada más del averno, demoniaco y del Ego, que creerse perfecto.

No tengo el penoso deber de corregir a nadie, ya que no encuentro manera de hacerlo, aprendo con los demás, comparto conocimiento, y disfruto de otros, mientras comparto lo que me explican.

Aprendo todos los días de mi torpeza e ignorancia, sin ellas no haría descubrimientos asombrosos, por lo menos para mí, y tampoco me sorprendería de las cosas que perciben mis sentidos.

A mi alrededor hay gente que es tan imperfecta como yo, y disfrutamos queriéndonos desde el imperfecto amor, pues si el amor se hace perfecto se muere, se vuelve rutina, se descompone.

Tengo razones para siempre despertar, porque mi imperfección me llama a una eterna lucha por aprender a ser mejor, de ser perfecto, abrir los ojos dejaría de tener sentido.

Aprendo de mis errores, y me hace ser mejor persona, amigo, amante, compañero, novio, y a futuro, esposo y padre.

Creo que la locura es imperfecta, y como el creativo está o tiene algo de loco, entonces ¡soy profundamente creativo!

Si en algún momento se ha sentido identificado, le digo que tenga feliz día, mi querido amigo imperfecto.