La caridad como la conocemos dista mucho de su concepto
original, y como valor humano es uno de los que el mundo actual más
carece. Ya entenderemos por qué.
Caridad en las acciones
La caridad no es un acto, en su significado en latín,
caritas, se refiere al amar en los hechos, a hacer las cosas por amor.
“Caritas est” se refiere a que amor es; sentencia el acto de
amor con la entrega.
Cuando hacemos una obra de caridad no estamos practicando la
caridad necesariamente, aunque parezca contradictorio.
Dar no es caridad
Entonces en este punto es cuando llegamos a la discusión
típica del metro o transporte público. ¿Darle dinero a un mendigo es un acto de
caridad?, ¿Sí o no?
Las opiniones en este sentido siempre son divididas, los que
creen que la vida es un acto propio de responsabilidad dirán que dar dinero es
enviciar a las personas a pedir, que le ofrezcan trabajo o que vaya a una ONG.
Y los que ven la vida como una suerte de destino de las acciones de los demás
dirán que es culpa de la sociedad y el Gobierno, que esa persona es mejor que
pida antes que robe, que hay que ayudarla porque el destino la tiene así.
Ambas tienen razón pero ninguna de las dos está siendo
caritativa.
La caridad es amar, y las opiniones sobre la suerte del otro
deben estar sustentadas en el amor, y no en la visión personal.
He visto gente que de verdad practica la caridad, y cuando
un mendigo le pide dinero, saca de su bolso un sándwich y se lo da. El mendigo
ha pedido monedas, pero desde el amor, el que lo escucha transforma su petición
en la mayor necesidad que pueda cubrir esa persona con las monedas, es decir su
comida.
Porque así sea que la solución es ofrecerle un trabajo o
ayudarlo socialmente, el hecho es que ese mendigo tiene una necesidad real,
urgente e inmediata, que las opiniones no van a llenar.
La caridad va encaminada por el amor. Ese sentimiento que
hace que sueltes tu desayuno en las manos de un extraño porque te provocó. Tu
bien puedes comprarte algo más adelante.
La caridad es compromiso con la humanidad, en silencio y sin
juicios. Así como está este ejemplo, hay cientos de caritativos colaboradores
en centros de atención y albergues dando, con afecto, lo mejor de sí.
La caridad en el trabajo
Entonces la caridad se eleva en condición, ya no es un acto
sólo para el que no tiene. Es más una buena práctica social. Debemos ser
caritativos en todos los espacios de nuestra vida. Con nuestros hijos cuando se
equivocan, con nuestras esposas y esposos. En la oficina con el que necesita
una mano. La caridad es entonces, como decía la Madre Teresa, una forma de
vida.
¿Con qué puedes ser caritativo hoy?
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