viernes, 27 de marzo de 2009

Solidaridad… Nos mueve como el mar a un barco

Imagen tomada de Internet

Tiempo sin escribirles, el mismo que he consumido tratando de llevar las mismas palabras que siempre comparto con ustedes, a ejemplos vivos en mi trabajo. Las ocupaciones a veces distraen a los hombres de su camino más importante.

Comenzaré de una forma atípica este encuentro con ustedes, lo haré con la letra de una de una canción hermosa, de Fito Páez, Yo vengo a ofrecer mi corazón:

Quién dijo que todo está perdido
Yo vengo a ofrecer mi corazón
Tanta sangre que se llevo el río
Yo vengo a ofrecer mi corazón

No será tan fácil ya sé qué pasa
No será tan útil como pensaba
Como abrir el pecho, y sacar el alma
Una cuchillada de amor

Luna de los pobres siempre abierta
Yo vengo a ofrecer mi corazón
Como un documento inalterable
Yo vengo a ofrecer mi corazón

Y uniré las puntas de un mismo lazo
Y me iré tranquilo, me iré despacio
Y te daré todo, y me darás algo
Algo que me alivie un poco más

Cuando no haya nadie cerca o lejos
Yo vengo a ofrecer mi corazón
Cuando los satélites no alcancen
Yo vengo a ofrecer mi corazón

Y hablo de países y de esperanzas
Y hablo por la vida, hablo por la nada
Y hablo de cambiar esta nuestra casa
De cambiarla por cambiar nomás

Quién dijo que todo está perdido
Yo vengo a ofrecer mi corazón

Primer encuentro curioso…
Siempre he creído que ese Dios universal y de todos se comunica con nosotros de alguna forma, me tocó vivirlo hace poco, cuando viví en carne propia una de las frases atribuidas a Jesucristo, “Dar de beber a los sedientos y de comer a los hambrientos, y me estarás alimentando a mi”.
Pensaba en esta frase cada vez que veía a alguien pobre y necesitado, y no pensaba que podía referirse a todos, hasta hace unas semanas en que salía del trabajo corriendo, tenía clases de Post Grado, iba tarde, no había comido y tenía justo el dinero para el transporte.
Pensé en comer al llegar a la universidad, sin considerar la larga cola, no sé por qué me puse a hablar con el señor del taxi, y salió el tema de que no había comido. De la nada, en plena cola veo como el taxista se baja del automóvil y va a un local, estando en Caracas me provocó algo de temor, que se convirtió en sorpresa cuando veo al señor venir con dos refrescos y una comida, y me dice “vamos a comer, yo tampoco he almorzado”

Segundo encuentro curioso…
De regreso a la casa en estos días, me siento al lado de un señor en un carro por puesto, y él de golpe me aborda y me dice: “no sé por qué creo que tienes un medio poderoso por Internet en el que te leen más almas que las que tu piensas”.
Aún sin salir de mi asombro, y pensando en ustedes, me dice: “¿puedes hacerme un favor?”, no dudé en asentir, y me pidió lo siguiente…
“Dile a la gente que te lee, que cada vez que piense en el suicido como una solución, se de cuenta que no está solucionando nada ante los ojos de Dios ni de sus hermanos, que solo huye. Y a los que consumen drogas, que si bien son muy sabrosas y te alejan de los problemas, con la misma fuerza te mandan al infierno la cabeza, te destruyen y te alejan de la vida.”
Yo, siempre curioso, le pregunté que a qué se debía que me dijera eso, y si acaso me conocía o me había leído… Y me dijo: “Jamás te he leído, ni sé tu nombre, sólo sé que me provocó decirte esto, y que probablemente tus palabras evitarán que más jóvenes tomen el camino que tomó mi hijo”.

Tercer encuentro curioso…
Agitado, pensativo y estresado salía desde una tienda en el centro de Caracas, rumbo a mi trabajo. Cargaba unos equipos de la oficina recién comprados y me decidí a tomar una camioneta para subir rápido, porque estaba en medio de plena jornada laboral.
Pensando en que si traía la factura, y todo lo que me habían pedido, veo subir a una señora como de 70 años, y me paro de golpe a ayudarla a ingresar a la unidad, y le doy mi puesto, mientras recojo una bolsa que se me cayó. Cuando levanto la bolsa siento que alguien me agarra la cara… es la señora que me dice: “toma mi nieto, y no te preocupes que Dios no abandona a sus hijos en pleno trabajo”, y en mis manos puso dos caramelos de menta.

¿Qué nos motiva a ser solidario con los débiles?
Los Espartanos arrojaban a sus hijos más débiles y deformes a un precipicio por no ser dignos ni aptos para defender Esparta. Hoy en día la barbarie de los primeros años de la Humanidad se ha desvanecido en una especie de cortina amparada por una virtud y unos cuantos valores.
La bondad, acción de hacer el bien para todos, acompañada por la misericordia, de latín “Miseris Cor Da” o dar el corazón al miserable; y la solidaridad, han entretejido una compleja red donde se aguantan aquellos que en otros tiempos estarían rechazados y arrojados al fondo del precipicio de la indiferencia.
Gracias a este milagro natural impulsado por el espíritu humano, hombres trascendentes como Albert Einstein; Mozart, Beethoven, ó el mismo Van gogh, han dejado su legado a nuestro Mundo.
En una suerte de medida de supervivencia social necesaria para una especie que sólo ha sabido destruir su ecosistema y todo lo que le rodea. Parece que hay momentos en que la existencia tiene más valor supra terrenal y Divino que material.




1 comentario:

baduljp dijo...

Muy buenas frases de aliento me encantaron sobre todo porque motiva a seguir adelante y son frases de grandes autores y filósofos que nos dejan con una muy buena actitud.