Un día normal para los periodistas…
Está de moda el denominado periodismo ciudadano, una forma novedosa que demuestra el interés de las sociedades por conformar redes informativas, y por hacerle honor a una profesión que, de por sí, es la primera línea de defensa en el derecho a la información, a la opinión y a la comunicación.
Ser Periodistas
No es tan sencillo como tomar un mecanismo analógico ó digital y salir a la calle a recoger testimonios que quedarán en el tiempo. El verdadero Periodismo va mucho más allá, si usted demuestra interés por esta maravillosa profesión, le debo decir que ser un verdadero Periodista le puede tomar toda su vida en estudios, análisis, evaluación, y aún así morir y no darse cuenta de si lo fue o no.
El periodista enfrenta de entrada un gran dilema al principio de su carrera, ya que al arquitecto se le reconoce por sus edificios, al cirujano por sus operaciones, pero el periodista tiene que labrar en una tierra que no es real, y en un Mundo donde ya otros ocupan con sus nombres la atención de la sociedad de la información. El periodista debe abrirse paso entre todos, no sólo con su talento y manejo de las herramientas aprendidas en apenas 5 años de formación, además debe abrirse paso con su mayor fortaleza, su credibilidad.
Parece fácil, que otros me crean debe ser sencillo, sólo debo decir la verdad. Pero allí viene el problema ¿cuál verdad?, una acomodada a los pensamientos de quienes escuchan, leen o ven al Periodista, ó una centrada en los hechos.
Una vez saltado este primer paso, el Periodista enfrenta otros dilemas, como las líneas editoriales de las empresas en las que trabaja, y la frase “Eso es verdad pero no puedes decirlo”.
Y entonces empieza el duelo eterno, tanto personal como gremial “entre lo que se puede decir, lo que se debe decir y cuándo decirlo”. A veces tenemos una noticia muy buena, pero en la evaluación que hacemos es tan grande el daño que podemos hacer al decirla, que es mejor dejarla pasar.
A todo esto, y mucho más, súmele el trabajo diario normal, que nunca son 8 horas como otras profesiones de oficina, el Periodista sabe a qué hora entra pero nunca a qué hora sale de su trabajo. Los más afortunados hacen entre 10 y 12 horas de ejercicio.
Pero no es tampoco un trabajo cómodo, son 10 ó 12 horas de revisar que noticias hay, ¿dónde dirá quién qué?, moverse, leer a los demás, preguntar, llamarse, correr, encaramarse en dónde sea para atrapar la noticia, recoger todos los testimonios posibles, ver el ángulo que se le va a dar a la nota, para después llegar a montarla, continuar el show, participar de un sin fin de procesos para que a usted le llegue a sus manos, ojos, oídos, lo que está pasando. Y eso no se puede hacer con displicencia, tiene que ser de inmediato, para ya, las noticias son como el café, después de 3 horas saben horribles.
Pasión de informar
Hay muchas diferencias entre los colegas que formamos parte del Mundo del Periodismo y las Ciencias de la Información y la Comunicación, pero sin duda hay algo que nos une fuertemente, es esa pasión por decirle al que está lejos de la noticia, “mira, esto está pasando, ¿qué piensas?”.
Esa pregunta parece sencilla, pero es el motor de la humanidad, es una pregunta que nos hacemos todos los días, ya de forma automática, pero sin ella no existiríamos.
Nos decimos a diario, “está trancada la vía hacia el trabajo ¿qué voy a hacer?”, “se dañó la cafetera, ¿qué puedo hacer?”, es una pregunta sencilla que nos mueve en la vida.
Esa pasión por informar motiva los cambios en la manera de pensar, de actuar, de creer, de todos los que siguen las noticias gracias al Periodista.
Por eso, y por muchas razones más que podrían hacerme escribir un post demasiado largo, este 27 de junio les deseo a todos mis colegas un muy feliz día del Periodista.
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