Hoy conocí a Ana Luisa, socia del Banco de Tiempo de Tenerife - Guaydil, ella tiene un terrenito donde siembra con sus manos, varias cosas sabrosas de esas que la madre tierra nos sabe ofrecer.
Apenas vi su bolsa, le dije "Ana Luisa tu eres la más importante aquí, ¡mira lo que tienes allí, unos mangos!".
Con su mirada firme pero humilde me dijo: "Son de mi parcelita, no son muy grandes ya verás, pero son 100% naturales, no le pongo nada, más que atención".
¡Ay, Ana Luisa! que millonaria eres, y que millonaria es la gente de Tenerife que, como tu, se dedica al campo, con paciencia y con cariño.
Me reboza el corazón de alegría, con Ana Luisa también conocí a otros nuevos compañeros, y tuve la dicha de reencontrarme con otros, muy amables y llenos de historias todos. Pero como se lo dije a ella, sin duda fue la reina del encuentro. Y sí, por sus manguitos.
Por supuesto que me llevé sus mangos, pero también su historia, su mirada clavada en el corazón. Un acuerdo de palabras entre los dos sobre varios temas. Y las ganas locas de escribir, y documentar sobre ella. Porque Ana Luisa me recordó de dónde vengo, de mis orígenes más profundos.
En tiempos tan difíciles, no sólo por la guerra y la crisis del Mundo, sino por la realidad de las ciudades enfermizas en que vivimos, debemos tener y apostar por más Ana Luisas. Yo, por lo menos, apuesto por ella.
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