¿Han visto la marea?, si se colocan bien temprano a la orilla de la playa, con apenas los primeros rayos del sol, verán como la espuma blanca que marca el límite del agua llega a sus pies y rápidamente se recoge unos buenos metros, dos o tres, para en cuestión de segundos, sentir el arremeter con fuerza de una nueva y gran ola.
¿Qué trae la ola?
Así como el mar trae con esta nueva ola un poco de su contenido más profundo, y acerca a la orilla miles de maravillas que esconden sus dimensiones, así se viene de vuelta el recuerdo de nuestro pasado, a revivirnos momentos y personas que muy posiblemente hemos olvidado en la profundidad del tiempo.
Hoy he tenido mi encuentro particular con una de estas olas, pensé que era pequeña porque realmente consideré que no había recogido mucho atrás la marea, pero me topé con una ola tan grande como un tsunami, en segundos tenía en mi cara una pared de 8 ó 10 metros de recuerdos esperando a tragarme.
¿Por qué recordamos?
No quiero entrar en cuestiones científicas ni morales, porque sería como meterme a analizar qué fuerza mueve a las mareas y crea las olas. Quiero partir del hecho de que recordamos, y desde allí preguntarme, ¿Para qué nos es útil recordar?
Algún trasnochado filósofo de esos que a veces rompen la paciencia, me diría, “recordamos para no olvidar”.
Parece tonto, simple y sencillo, pero es un pensamiento profundo, ciertamente recordamos para no olvidar, no perder el camino, quién va hacia un punto en una carretera, sabe que tiene un destino, pero de vez en cuando debe mirar atrás para ubicarse y saber que aquello que pasó, y que dejó atrás es parte de lo que ha recorrido, y por eso debe seguir.
Nuestro pasado es nuestro presente dentro de un tiempo, y lo que hagamos de ambos marca nuestro futuro.
Pasando la ola
Entonces es acá cuando la cosa se pone dura, porque hay olas de pasado que son tan duras que casi no se pueden pasar, ¿cómo sobrevivir a aquellos momentos del pasado en los que no fuiste lo mejor de ti mismo?, ¡sí!, esos momentos que no quieres recordar, pero que el mar del pasado trae con frecuencia en sus olas.
Es sencillo, eres en totalidad, tanto los buenos como los no tan buenos momentos del pasado. Sin duda todo eso te hizo lo que hoy eres, te ayudó a definir el camino que hoy recorres, tu pasado y tu presente te forjan, te construyen la vía, tu llevas el volante, bien puedes seguir si te resulta placentero el camino, ó bien, puedes girar el volante, y atreverte a cruzar por nuevos y recónditos senderos, que en un tiempo lejano o cercano tan sólo serán parte de ese mar de los recuerdos que rompe, rompe y rompe contra la orilla de tu presente.
3 comentarios:
Todos hemos experimentado ese vaiven de la vida. Me gustó mucho.
Hermosa reflexión, muy humana Shauki! Un abrazo
Muchas Gracias amigas y colegas, un beso a las dos!!!
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