lunes, 27 de noviembre de 2023

Parece obvio, pero no lo es: Volumen en el transporte público


Foto: Mart Production


Comienzo este espacio que va, lamentablemente, de algo tan básico como lo es la ciudadanía, y que el mundo del Siglo XXI nos está dejando en evidencia que está muy ajustada, apretada entre la independencia que da la tecnología, y la ignorancia que provoca el desinterés. 

¿Por qué no debería ver una serie o Youtube a todo volumen en el transporte público con mi dispositivo?

Aunque parece una obviedad, he decidido dedicar este primer post de esta sección a un fenómeno que es muy frecuente en todos los medios de transporte de cualquier ciudad, ya sea en Barcelona, Madrid o Tenerife. 

Trataré de explicarle a los jóvenes y adultos que caen en este comportamiento, por qué no es adecuado, ni seguro, ni educado.

Me gusta siempre comenzar con un ejemplo, imagina que todos los que van en el transporte sacaran sus teléfonos y pusieran su música de preferencia al volumen que tú la estás llevando... ¡Exacto!, nadie pudiera disfrutar, ni escuchar nada. Pero es peor...

El espacio común del transporte público es el resultado de un acuerdo entre todos los usuarios, para no realizar conductas personales que bien pudieran hacerse en casa o en privado, y que puedan ser desagradables o inoportunas en el espacio que compartimos. Así pues, no debería haber nadie cepillándose los dientes en el metro, u orinando en un rincón, y mucho menos comiendo, ya que todos acordamos que hay unas normas comunes para no molestarnos mutuamente. 

Nadie tiene que venir a recordarnos que esas normas están, se supone que nuestro nivel educativo, y autocontrol social nos permiten entender que las normas están allí, sin que venga nadie a castigarnos si no las cumplimos.

Pero va a más, cada vez que llevamos el sonido a tope, molestamos e irritamos a los demás usuarios, que pueden tener un mal día, un dolor de cabeza, o que necesitan y disfrutan del silencio del espacio común mientras viajan.

Y lo peor, se expone la seguridad de todos, ya que la música o audio a todo volumen distraen los sentidos del conductor del transporte, y se superponen a los sonidos del servicio, como las paradas, los timbres de cierre y apertura de puertas, y las indicaciones de emergencia y alerta.

Lo más grave, es que en el fondo este tipo de comportamientos son actos pasivos de agresión, contra los otros y en especial contra la misma persona. Ya que con la actitud se deja en evidencia el poco respeto que se tiene por los demás, por las normas, y por uno mismo.

Y no es que no se pueda escuchar lo que quieras, es respetar a los demás y su espacio, para eso existen los cascos.