Crecí con el mito escolar de que Leonardo da Vinci no definió a quién había retratado, y que podría tratarse de un autorretrato del artista expresando su lado femenino. Todas las hipótesis sobre esta obra, que colocaban en tela de juicio desde la sexualidad del pobre Leo hasta la existencia de vida en otro planeta y un pocotón de misterios más… se vieron derrumbadas hace poco.
La Modelo y la historia
Pues el enigmático artista, soñador y visionista, no dejaba de ser eso, un artista que debía comer, y para hacerlo debía trabajar.
En una nota de presa publicada por la agencia de noticias Reuters, un grupo de académicos alemanes de la Universidad de Heidelberg cree haber solucionado el enigma, de siglos de antigüedad, que hay detrás de la identidad de la pintura.
El minucioso estudio de los académicos alemanes concuerda con la hipótesis más aceptada hasta la fecha, que afirma que la modelo del cuadro fue Lisa Gherardini, la mujer del poderoso mercader de Florencia Francesco del Giocondo, quién, como era costumbre en la época, pagó para que su esposa quedara en la posteridad de una obra del maestro.
Los alemanes aseguran que unas notas apuntadas por Agostino Vespucci, un amigo de Leo y trabajador del Ayuntamiento de Florencia, en los márgenes de un libro en octubre del año 1503 confirman de una vez por todas que Lisa del Giocondo es la modelo.
El descubrimiento fue hecho hace dos años por el doctor Armin Schlechter, un experto en manuscritos, aunque nadie le dio importancia hasta que un periodista decidió rescatarlo, y los expertos alemanes confirmarlo.
En la nota al borde del librito, Vespucci asegura que el maestro trabajaba para la fecha en tres obras, una de ellas la Gioconda, que significaba simplemente, Feliz.
De allí podemos inferir el juego de palabras, Giocondo y Gioconda, es decir, la mujer de Giocondo… Que podría ser un buen sarcasmo que nos dejara Leo para la posteridad, al igual que la mujer de singular sonrisa.
Al margen
De esta nota se me desprenden algunos pensamientos. Primero, un reclamo a mi madre, que siempre me ha regañado por rayar mis cuadernos por detrás, fíjense que importante es que Vespucci se pusiera a escribir tonterías en 1503 por detrás de un cuadernito, en vez de estar haciendo su trabajo. De seguro mi madre le hubiera dicho, ¡flojo ponte a trabajar y borra eso!.. Y adiós a las pruebas de la Mona…
Lo otro que me viene a la mente, es que deseo los teléfonos de ese grupete de estudiosos alemanes, para encomendarles un reto mucho mayor. Ya que son tan buenos para reconocer a gente, y descubrir identidades, a ver si nos pueden ayudar un poco a todos los Humanos, para reconocer a quién tenemos al lado.
Porque con la indiferencia y la indolencia que hay en el Mundo, sobre todo en los países de habla hispana que pueden leer estas letras, bien nos haría falta un grupo de especialistas que nos indiquen la importancia de valorar e identificar al otro.
¿Qué pasaría si Giocondo pudiera ver por un huequito todas las tonterías que han dicho sobre el regalo que quiso hacerle a su esposa?... ¿le habría pedido reembolso a da Vinci?.
Al igual, millares de personas nos pasamos por el lado, sin importar si el que tenemos a la diestra o a la siniestra es un da Vinci, un Giocondo, o un López o un Pascual…
¿Tendrán que pasar 504 años para que a alguien le importe nuestra identidad y nuestra existencia?
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