domingo, 30 de noviembre de 2008

El buen andar…

Imagen tomada de Internet

Este es el comienzo de una historia que siempre empieza donde parece que termina. Es el ciclo poético de una vida encarnizada y encomendada al servicio de una causa justa para muchos e injusta para si mismo… Es la historia que se hace andando…

Una noche cualquiera
En la calle de piedrecillas minúsculas grises y agrietadas hay neblina. El ruido de las roídas sandalias por el paso del hombre contra el polvo molido de las rocas se confunde con el tintinear del choque de la espada contra la vaina… El escudo pesa mucho, tanto que pareciera resbalarse no por la humedad en el ambiente, sino por la sangre que corre por la mano que lo aguanta. Ya no quedan ganas de cargarlo.
Caminan a ciegas los pies, arrastrando polvo tanto como al peso del cuerpo que ya no tolera más golpes.
Tienen ganas las rodillas de doblarse, ceder, caer de canto sobre la húmeda piedra, suave cama para quien ha frenado a medio Mundo con sus piernas…
Grillos cantan al fondo, emiten esa tonada funesta, pareciera que cantan burlándose del sentimiento del alma que empuja este cuerpo sin rumbo y sin sentido…
Alguna vez hubo norte de marcha con paso firme y con fuerza, coraje, pero se fue con cada uno de los golpes que destruyeron a este cuerpo y su motivo de vida.
Me detengo, tengo frío, hambre y sed, aunque poco me importe comer ya… No hay mucha razón para seguir la calle hasta el fondo, pero creo que mañana va a amanecer, y tengo fe que algún día habrá un sol que me sonría.
Abro la nota que guardé en mi bolso, esa que me repito cada noche antes de cerrar los ojos…
“Un hombre camina con sus pies en el suelo, pero permite a su corazón rozar el cielo.
Mientras trabaja, ora.
Cuando crea, ama,
y si descansa, piensa,
y aunque de muerte lo hieran, ¡jamás se para!”


2 comentarios:

Mac Dubh dijo...

El afan de superacion que a todos nos lleva más allá de nuestras expectativas mas certeras

Ysabel Velasquez dijo...

Qué hernoso relato! no hay que dejar de soñar ni de luchar por nuestras metas y anhelos, si nos tropezamos que ese obstáculo nos impulseaún más alto!