sábado, 11 de diciembre de 2010

El deslave de la insensibilidad

Barlovento Higuerote, edo. Miranda. Las lluvias afectaron a todo el pueblo.

Foto: MPPIJ.

No sé si serán los estadounidenses con HAARP, ó el efecto del cambio climático. La mala suerte y un ajuste de cuenta de la naturaleza, pero cómo duele ver a hermanos sin sus casas, más pasando necesidades.

De lo seco a lo mojado

Hace nada temblábamos de miedo ante la posibilidad de quedarnos sin luz por falta de agua en las represas que surten de electricidad a Venezuela, y ahora rezamos para que ni un dique más se rompa e inunde otro pueblo, debido al exceso de agua producto de las lluvias.

Las mismas han ocasionado deslizamientos, deslaves, anegaciones y mucho dolor.

Aunque la cifra de muertos en el país es pequeña para la magnitud de la tragedia, son muchos los que perdieron su hogar, y de ellos, la mayoría tienen muchas necesidades.

Desgraciados

No hay otra palabra para aquél que pierde la gracia, o que no cae en ella. Me refiero a un puñado de “periodistas” y expertos en “yo no se qué” que se dedicaron a criticar el trabajo de las autoridades y del pueblo mientras rescataban a los afectados.

Por primera vez no nos quedamos orando mientras caía la casa encima, muy pocos esperaron a que llegara el Gobierno para sacarlos de las casas desquebrajadas. La gente se organizó, mientras unos monigotes salían diciendo una cantidad de barbaridades, desde pronosticar un huracán para sembrar miedo, hasta acusar a las autoridades de ladronas mientras cumplían su deber.

Es sabroso acusar, señalar y criticar desde la comodidad de lo seco de sus lindos sofás de cuero.

Llueve sobre mojado 

Han sido días duros, lluvia tras lluvia, tanto en Venezuela como en Colombia, y todo lo que ellas acarrean.

Aún imagino a la gente de Higuerote, Falcón, Zulia, caminando en la madrugada sin luz, sin calor, con el agua a las rodillas, sin saber a donde ir, rodeados de culebras y plagas.

Fueron días duros, muy duros para casi todos.

La insensibilidad se desparramó

Las lluvias no sólo trajeron lodo, sino dejaron caer de lo alto la insensibilidad de un sector de la población venezolana que volvió a demostrar que para ellos no existe más que su vida, su espacio.

Es difícil definir este grado de ignorancia e insensibilidad, para algunos no estaba pasando absolutamente nada, pero nada, seguían con sus compras navideñas, bebiendo, riendo, sin meditar un segundo en lo que sucedía a su alrededor.

Gente insensible pensando en ir a la playa, a sus hoteles vacacionales, gastando dinero mientras otros a su lado morían de frío, de dolor y de pena.

La mano oportuna 

Gracias a Dios no son la mayoría, un sector no más, que esperamos que el dinero, la buena vida, y su espacio le dure para siempre, y no tengan que pedir a nadie ayuda.

La mayoría de la gente, sobre todo la más pobre, la que vive en el barrio, se dio la mano, vecinos con vecinos ayudándose en un momento tan aciago.

La esperanza radica en la organización

Así titulé una nota en mi trabajo, y copio el encabezado porque creo fielmente en esto, la organización en los centros que albergan a la gente afectada dará frutos de oportunidades para los que perdieron todo.

Nuevas empresas, sociedades, cooperativas, amistades, ideas, compromisos saldrán de estos espacios que hoy por hoy son albergues para vivir dignamente mientras tanto.

Pasar la depresión de perderlo todo, superar el shock emocional, y ver que hay posibilidades a futuro, tan solo si nos organizamos como pueblo.

Esa misma organización que les salvó la vida, será la que les permitirá tener un mejor futuro, y sobre todo, lejos de las zonas de riesgo donde perdieron sus viviendas.

Porque pese a la insensibilidad de algunos, y a los malos augurios de otros inconscientes, lo que viene es un futuro mejor, sólo si la mayoría quiere que efectivamente así sea y se organiza para continuar caminando por esa vía que ha decidido trazarse, lejos de la esclavitud y la mediocridad.

 

4 Niño en refugio, su mirada expresa el futuro, abrazado de su mamá nada teme, porque lo tiene todo, tiene a sus seres queridos vivos.

Foto: Félix González.

1 comentario:

Inty D. Carhuarupay dijo...

buen ariculoa, del haarp estoy ecribiendo algo, ver si lo puedo tener listo pronto!