De niño, recuerdo que en Caracas, el anuncio de mal tiempo lo daban unos primeros goterones que caían sobre el techo de zinc de mi casa. En ese momento, mi abuela que planchaba en la azotea, recogía todo rápidamente, amarraba al perro y me pedía que recogiera mis juguetes. Entonces, si comenzaba a relampaguear y tronar, mi abuela decía “Santa Bárbara bendita protégenos”.
Yo me reía de su frase, no tenía ni idea de quién era Santa Bárbara, pensaba que era alguna de esas figuritas que mi abuela tenía junto a una biblia, y que tanto le gustaban.
Comienza a llover
Sólo hasta hace poco, y por curiosidad me dispuse a revisar la historia de vida de esta Santa Cristiana que, entre los que dudan hasta de su sombra, tiene dudosa existencia.
Lo primero que he de decir, es que llegando a santo o no, creo que más cerca estoy de lo segundo, ¡por favor nunca duden de mi existencia dentro de 500 años!
Confieso que es difícil que los hombres inventen tal historia con detalles, sin tener por lo menos algo en que basarse.
Los Truenos
La historia de esta pobre y mártir mujer se resume a su nacimiento en Nicomedia, cerca de Mármara. Fue dotada con mucha belleza, tanta como su poco interés por las tradiciones de su casa y los sometimientos de su padre.
Se dice que en más de una oportunidad, muy estoicamente la muchacha enfrentó a Dióscuro, su progenitor, Pagano y muy interesado en mejorar la condición económica de su casa a base de la belleza de su muchacha.
Este segundo punto, es algo vedado en la historia tradicional, pero se sabe que la muchacha despertaba el interés de muchos príncipes Páganos, pero ella quería ser casta y pura, y no congeniaba con el Paganismo.
Dióscuro, cansado de la terquedad de la muchacha, la manda a encerrar en una torre, algo así como: “la letra a sangre entra”, le aplicó el sublime padre a su hija. La cual sólo pidió una cosa, que le construyeran tres ventanas.
Su padre, ducho en maldad pero también en la más pura ignorancia, le acepta la petición, sin saber el sarcasmo que estaba a punto de edificar, crearía la luz de los tres poderes en que creían los Cristianos, para acompañar la oscuridad a la que sometía a su hija. Tres ventanas, para una luz. Padre, Hijo y Espíritu Santo unidos en comunión.
Se dice que lo que colmó la paciencia del padre, fueron unas malas juntas de la muchacha con algunos mendigos y tristes seguidores de Cristo. Recordemos que para la época no es que estuviera bien visto seguir las enseñanzas que dejó Jesús.
El buen progenitor se lavó las manos, aún no conocía la técnica de mandar a la gente a estudiar un post grado, así que la torre era el mejor destino.
Pero uno de los revoltosos sacerdotes revolucionarios del Amor se metió en la torre, haciéndose pasar por sirviente, y lo que hizo fue compartir la doctrina de fe con la muchacha, darle ánimo en su castigo y aupar su amor para con Cristo.
Cuando el “viejo” se enteró de la movida y del significado de las ventanas, se puso como hervido de gallina, y pidió que le trajeran a la muchacha, ahora sí que le tocaba lo bueno.
Lo cierto es que la suerte de su acción ya bien la conocía Bárbara, su padre la amarró a un potro de madera, la azotó hasta el cansancio. Luego la desgarró con rastrillos de hierro, la arrojó a una cama de cerámica cortante, mientras la quemaba con hierros calientes.
Con cada una de sus “tiernas” reprimendas, el papá le solicitaba renegar de la fe Cristiana, pero la muchacha más se apegaba. Cansado, algunos cree que ya decepcionado, dijo “ni modo, yo te di la vida y te la quito, así no puedes vivir” y la decapitó en ese momento en la montaña.
Mientras el hacha oscilaba en el viento y dejaba caer la cabeza de Bárbara, a la par un Rayo del cielo atravesaba en dos a la desgraciada paternidad.
El rayo
Por favor, si yo hubiera sido Dios no le lanzo un rayo fulminante, le lanzo dagas con sal y hago llover vinagre, cuando menos.
Muchos explican que el Rayo provino de la misma Bárbara, que desde que perdió su estado mortal, adquirió su cualidad de Santa, y decidió hacer justicia.
Bárbara murió virgen, y con fe y amor en Cristo, y la acción es una respuesta a su entrega, a su pureza y a su resignación y humildad. Ese rayo cayó como el llanto de los oprimidos y maltratados sin razón.
Desde entonces el símbolo de Bárbara es el rayo, y es patrona de Mineros, explosivistas y dinamiteros, así como de algunas líneas aéreas, por si las moscas.
Más allá del valor de su leyenda, está lo interesante de su vida como Santa. Su santoral se celebra el día de su muerte, el 4 de diciembre, y es una celebración que une a personas de diferentes creencias.
En América, su fiesta se entremezcla con los tambores africanos, y es que su imagen es paralela a una de los Orishas de Odumare, Dios para los Santeros.
Sea como sea, y véase desde donde se vea, con el cristal de fe que usted desee, Bárbara es un poder del Universo que ayuda a los que estamos en este transitar.
Muy bien, hasta ahorita, lo escrito es para todos los que creemos en la unidad del Universo en torno a un Ohm, a un todo, a Dios, a esa fuerza que nos centra y concentra, que construye y destruye. Llámelo como lo llame, véalo desde donde lo vea, como decía Siddartha “las palabras y las doctrinas me confunden, porque nunca llegan a ser totalmente ciertas y únicas, se puede compartir las creencias y las palabras, más no la sabiduría.” Y lo que es verdad, es que todas las sendas llegan al mismo destino.
Pero realizando un análisis social del valor del Rayo de Santa Bárbara, yo me pregunto, ¿sobre cuántos no debería estar lloviendo rayos hoy en día?, tantos esposos que maltratan a la persona que decidió acompañarles por cosas más insignificantes que la de Bárbara, cuántos desposeídos, humildes y puros como la Santa, están sufriendo sin castigo para sus maltratadores.
Sé lo que muchos dudosos me dirían, “Ajá y, ¿por qué Dios lo permite?, ¿Por qué Santa Bárbara no le manda otro rayo?”. Entonces pienso en que cada quién es amo y señor de su vida, en el poder divino de seleccionar el camino como hizo Bárbara, y en lo maravilloso que es el mundo.
Porque ciertamente pareciera que no hay castigo para quién maltrata, pero el Universo no conoce de tiempo, y la responsabilidad sobre nuestras acciones no caduca para el Creador.
¿Y si todo fuera mentira?, y si simplemente la vida es muy mala y la gente inventa historias para darle sabor, entonces amigos míos, entonces no tendría sentido existir, porque sería estar muertos en vida.
Estas palabras van para todos aquellos, que dentro de la porquería que muchos muertos que caminan arrojan al mundo, pueden ver y sorprenderse de las pequeñas maravillas del Universo, de que el mar sea Azul, de que los hombres creen cosas de hierro que vuelen y que floten, de que el viento sople en la cara una tarde cuando miramos una pequeña flor sentados sobre una cama de grama, que tu y yo respiremos y seamos felices de abrir los ojos todos los días.
Desde que el hombre se empeñó en darle explicación a todo, no ha vuelto a crear nada interesante, todo para quitarle importancia a la fuerza creadora, sin poder aún encontrar respuesta de por qué tiene la libertad de dudar y de pensar.
Y me pregunto, tu cuando besas, ¿cierras los ojos y te dejas llevar o empiezas a meditar sobre la cantidad de saliva que debe tener la otra boca para ser un buen beso?, ¿No será más o menos igual con la vida?, ¿por qué no fluir y cumplir nuestra función bien?. Dios, como temblaría si el piloto de un avión se pusiera a pensar que no tiene alas y por eso no puede volar.A todos los que siguen la luz del río de la vida, y a todos los que alcanzaron la luz como Bárbara, Amén.
Yo me reía de su frase, no tenía ni idea de quién era Santa Bárbara, pensaba que era alguna de esas figuritas que mi abuela tenía junto a una biblia, y que tanto le gustaban.
Comienza a llover
Sólo hasta hace poco, y por curiosidad me dispuse a revisar la historia de vida de esta Santa Cristiana que, entre los que dudan hasta de su sombra, tiene dudosa existencia.
Lo primero que he de decir, es que llegando a santo o no, creo que más cerca estoy de lo segundo, ¡por favor nunca duden de mi existencia dentro de 500 años!
Confieso que es difícil que los hombres inventen tal historia con detalles, sin tener por lo menos algo en que basarse.
Los Truenos
La historia de esta pobre y mártir mujer se resume a su nacimiento en Nicomedia, cerca de Mármara. Fue dotada con mucha belleza, tanta como su poco interés por las tradiciones de su casa y los sometimientos de su padre.
Se dice que en más de una oportunidad, muy estoicamente la muchacha enfrentó a Dióscuro, su progenitor, Pagano y muy interesado en mejorar la condición económica de su casa a base de la belleza de su muchacha.
Este segundo punto, es algo vedado en la historia tradicional, pero se sabe que la muchacha despertaba el interés de muchos príncipes Páganos, pero ella quería ser casta y pura, y no congeniaba con el Paganismo.
Dióscuro, cansado de la terquedad de la muchacha, la manda a encerrar en una torre, algo así como: “la letra a sangre entra”, le aplicó el sublime padre a su hija. La cual sólo pidió una cosa, que le construyeran tres ventanas.
Su padre, ducho en maldad pero también en la más pura ignorancia, le acepta la petición, sin saber el sarcasmo que estaba a punto de edificar, crearía la luz de los tres poderes en que creían los Cristianos, para acompañar la oscuridad a la que sometía a su hija. Tres ventanas, para una luz. Padre, Hijo y Espíritu Santo unidos en comunión.
Se dice que lo que colmó la paciencia del padre, fueron unas malas juntas de la muchacha con algunos mendigos y tristes seguidores de Cristo. Recordemos que para la época no es que estuviera bien visto seguir las enseñanzas que dejó Jesús.
El buen progenitor se lavó las manos, aún no conocía la técnica de mandar a la gente a estudiar un post grado, así que la torre era el mejor destino.
Pero uno de los revoltosos sacerdotes revolucionarios del Amor se metió en la torre, haciéndose pasar por sirviente, y lo que hizo fue compartir la doctrina de fe con la muchacha, darle ánimo en su castigo y aupar su amor para con Cristo.
Cuando el “viejo” se enteró de la movida y del significado de las ventanas, se puso como hervido de gallina, y pidió que le trajeran a la muchacha, ahora sí que le tocaba lo bueno.
Lo cierto es que la suerte de su acción ya bien la conocía Bárbara, su padre la amarró a un potro de madera, la azotó hasta el cansancio. Luego la desgarró con rastrillos de hierro, la arrojó a una cama de cerámica cortante, mientras la quemaba con hierros calientes.
Con cada una de sus “tiernas” reprimendas, el papá le solicitaba renegar de la fe Cristiana, pero la muchacha más se apegaba. Cansado, algunos cree que ya decepcionado, dijo “ni modo, yo te di la vida y te la quito, así no puedes vivir” y la decapitó en ese momento en la montaña.
Mientras el hacha oscilaba en el viento y dejaba caer la cabeza de Bárbara, a la par un Rayo del cielo atravesaba en dos a la desgraciada paternidad.
El rayo
Por favor, si yo hubiera sido Dios no le lanzo un rayo fulminante, le lanzo dagas con sal y hago llover vinagre, cuando menos.
Muchos explican que el Rayo provino de la misma Bárbara, que desde que perdió su estado mortal, adquirió su cualidad de Santa, y decidió hacer justicia.
Bárbara murió virgen, y con fe y amor en Cristo, y la acción es una respuesta a su entrega, a su pureza y a su resignación y humildad. Ese rayo cayó como el llanto de los oprimidos y maltratados sin razón.
Desde entonces el símbolo de Bárbara es el rayo, y es patrona de Mineros, explosivistas y dinamiteros, así como de algunas líneas aéreas, por si las moscas.
Más allá del valor de su leyenda, está lo interesante de su vida como Santa. Su santoral se celebra el día de su muerte, el 4 de diciembre, y es una celebración que une a personas de diferentes creencias.
En América, su fiesta se entremezcla con los tambores africanos, y es que su imagen es paralela a una de los Orishas de Odumare, Dios para los Santeros.
Sea como sea, y véase desde donde se vea, con el cristal de fe que usted desee, Bárbara es un poder del Universo que ayuda a los que estamos en este transitar.
Muy bien, hasta ahorita, lo escrito es para todos los que creemos en la unidad del Universo en torno a un Ohm, a un todo, a Dios, a esa fuerza que nos centra y concentra, que construye y destruye. Llámelo como lo llame, véalo desde donde lo vea, como decía Siddartha “las palabras y las doctrinas me confunden, porque nunca llegan a ser totalmente ciertas y únicas, se puede compartir las creencias y las palabras, más no la sabiduría.” Y lo que es verdad, es que todas las sendas llegan al mismo destino.
Pero realizando un análisis social del valor del Rayo de Santa Bárbara, yo me pregunto, ¿sobre cuántos no debería estar lloviendo rayos hoy en día?, tantos esposos que maltratan a la persona que decidió acompañarles por cosas más insignificantes que la de Bárbara, cuántos desposeídos, humildes y puros como la Santa, están sufriendo sin castigo para sus maltratadores.
Sé lo que muchos dudosos me dirían, “Ajá y, ¿por qué Dios lo permite?, ¿Por qué Santa Bárbara no le manda otro rayo?”. Entonces pienso en que cada quién es amo y señor de su vida, en el poder divino de seleccionar el camino como hizo Bárbara, y en lo maravilloso que es el mundo.
Porque ciertamente pareciera que no hay castigo para quién maltrata, pero el Universo no conoce de tiempo, y la responsabilidad sobre nuestras acciones no caduca para el Creador.
¿Y si todo fuera mentira?, y si simplemente la vida es muy mala y la gente inventa historias para darle sabor, entonces amigos míos, entonces no tendría sentido existir, porque sería estar muertos en vida.
Estas palabras van para todos aquellos, que dentro de la porquería que muchos muertos que caminan arrojan al mundo, pueden ver y sorprenderse de las pequeñas maravillas del Universo, de que el mar sea Azul, de que los hombres creen cosas de hierro que vuelen y que floten, de que el viento sople en la cara una tarde cuando miramos una pequeña flor sentados sobre una cama de grama, que tu y yo respiremos y seamos felices de abrir los ojos todos los días.
Desde que el hombre se empeñó en darle explicación a todo, no ha vuelto a crear nada interesante, todo para quitarle importancia a la fuerza creadora, sin poder aún encontrar respuesta de por qué tiene la libertad de dudar y de pensar.
Y me pregunto, tu cuando besas, ¿cierras los ojos y te dejas llevar o empiezas a meditar sobre la cantidad de saliva que debe tener la otra boca para ser un buen beso?, ¿No será más o menos igual con la vida?, ¿por qué no fluir y cumplir nuestra función bien?. Dios, como temblaría si el piloto de un avión se pusiera a pensar que no tiene alas y por eso no puede volar.A todos los que siguen la luz del río de la vida, y a todos los que alcanzaron la luz como Bárbara, Amén.
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