viernes, 28 de diciembre de 2007

Rituales de Fin de Año… A quién alabar y a quién no

Imagen cortesía de http://humano.ya.com/oniricos/newyear.gif

En buena parte del mundo, la cercanía del fin de un año y comienzo de otro es un proceso frenético, que empieza a agitarse después del 28 de diciembre, y que no para hasta las doce campanadas que dan inicio a un nuevo año.
¿Cómo se recibe el año?
Desde niño he visto como en las últimas horas del 31 de diciembre la gente casi se mata para cumplir, cual doctrina de fe, con una serie de rituales, que según le contaron, le permitirán alcanzar un venturoso y próspero año nuevo.
Realmente he visto a titanes de los rituales que en tan sólo 1 hora logran lo siguiente: Lanzar azúcar a su espalda, partir platos de cerámica, escribir 12 deseos en una lista y quemar incienso, meterse 7 veces de espaldas al mar, tomar una maleta y darle la vuelta a una cuadra y comerse 12 uvas en una copa de sangría o champagne, pidiendo 1 deseo por uva, para después darse feliz año con sus seres queridos.
Admito que lo he intentado, y en una hora sólo he podido hacer dos cosas de estas bien.
¿De dónde proviene todo esto?
Probablemente hace unos 200 años fuese mucho más fácil para cualquier curioso, hacer un análisis a vuelo de pájaro e identificar las raíces de estas tradiciones. Pero hoy en día es casi imposible determinar sus orígenes, fundidos y refundidos en una mezcla de costumbres de diferentes etnias, pueblos y hasta con algunos toques de inventiva.
Lo cierto es que hoy en día nuestras tradiciones de fin de año son un preparado, como ese que usa para adobar la carne, en el que resulta difícil identificar los ingredientes, pero el uso del mismo está muy claro, obtener un sabroso año nuevo.
Para nuestro mayor asombro, muchas de estas costumbres vienen de situaciones pequeñas y cotidianas, de algunos hechos históricos, y de algunas creencias religiosas que se reinterpretan.
El uso de baños especiales con elementos naturales, o preparados por espiritualistas y magos, más colocarse algún amuleto, dibujar uno el suyo propio, escribir y reimprimir sus deseos, todos son elementos que nacen de nuestras más profundas raíces. Nuestros pueblos indígenas latinoamericanos ya hacían muchos de estos rituales en sus principales fiestas.
El Sentido es lo importante
Me causa mucha risa una vecina que tiene más de 10 años saliendo con una maleta cada 21 de diciembre, porque desea viajar por todo el mundo en el año nuevo, y nunca sale de su casa durante todo el año. Me recuerda esa frase de Jesús “Ayúdate que yo te ayudaré”, si la tradición no pasa de eso, de ser una repetición de pasos y procedimientos sin sentido, estaremos simplemente malgastando el tiempo.
Mucho más hace, pero para mal, aquél terrorista que tiene un poco de pólvora en la mano y en año nuevo la lanza a su espalda para que el año que comienza le traiga mucho material para proseguir con su causa.
De nada sirve pedir por algo que no estamos haciendo, ni tenemos intención de hacerlo, y mucho menos pedir por algo que es sólo de beneficio personal y que puede causar perjuicio para otros.
Tenemos que entender que todos nuestros rituales, tradiciones, peticiones y pensamientos para un año nuevo tienen que partir de entender que somos una unidad, que nos movemos bajo principios divinos de totalidad, y de que nada de lo que me pueda ser concedido o me pase, va a ser contrario a lo que debe pasar por el bien o el correcto curso de todos y todo.
Para considerar en sus rituales
No malgaste el tiempo que queda para que se extinga un año y nazca otro, haciendo sublimes estupideces sin sentido, escoja algo que de verdad le llene de corazón, y con mucha pasión y entrega, regálele eso que escogió a su vida, a sus cercanos y a esos buenos deseos para año nuevo. De hacerlo así, seguramente, se harán realidad.
Una vez me tocó, por un terrible error, recibir el año nuevo en una playa de las costas venezolanas, sin dinero y con mi familia viéndonos las caras, todo por estar confiado en la tecnología de los cajeros automáticos de los bancos.
En la noche del 31, habiendo improvisado una carpa, y con una muy buena fogata de niño scout de esas que nunca se olvidan, empezamos a hacer deseos sobre la arena, y recibimos el año a orillas de la playa.
A las 5 de la mañana vimos a los pescadores salir, y decidimos darnos el primer baño de playa del año. Fue una mañana espectacular, que se convirtió en casi todo el día, sin darnos cuenta que no habíamos desayunado. Cuando íbamos saliendo, la esposa de un pescador de la zona nos regaló unas empandas con un feliz año nuevo.
No queda allí la magia, ese fue uno de mis mejores años, me gradué y logré lo que me parecía imposible, fue un año crucial en donde todos mis deseos de la arena se cumplieron.
¿Coincidencia?, no sé, pienso más en obtener con sentido lo que se pide con sentido.
¿Y qué hago a 5 pa` las 12?
Lo más importante es hacer esas cosas que su corazón le dicta, porque de dejarse influenciar por palabras y comerciales, y hacer rituales que no son propios, no estará más que siendo manejado comercialmente, y seguramente así será todo su año, porque lo que si es una verdad, es que como terminas el año así es en su totalidad el que viene.
Si vives haciendo rituales sin sentido, sólo para seguir la moda, así será todo tu año, tu vida, y tu porvenir.
¿No sería mejor aprovechar esos minutos para llamar a un ser amado que está perdido en el olvido del ir y venir?, ¿hacer algo sencillo pero inolvidable para tu familia?, antes de hacer un remix inentendible de cosas que se pisan y sobre ponen y dejan un vacio, como si estuviéramos matando los últimos minutos del año…

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bueno tu análisis. Particularmente, yo no como uvas desde hace tiempo los 31 de diciembre ya que por culpa de ellas me enfermé... Recuerdo que vomitaba por la ventana del carro conforme el carro andaba deprisa a un puesto de emergencia...
Así que te apoyo. Creo que más que "rituales" de fortuna, son los buenos deseos del corazón los que impulsan las metas durante el año, Dios mediante.
Besos! Continúa escribiendo!